...la Cuaresma, y todas las clases, acompañadas por sus respectivos profesores, se turnaron para bajar a la capilla y celebrar el rito de imposición de la ceniza.
Entre el material que utilizó el sacerdote nos llamó la atención este...
...cuento breve para iniciar la Cuaresma:
Todos conocemos la parábola del hijo
pródigo. Aquélla en la que había un padre que tenía dos hijos, y un día el hijo
menor pidió la herencia que le correspondía y se marchó de casa a vivir la
vida.
El mayor se quedó en casa... El menor, cuando se
fue, se metió en asuntos de drogas, se hizo adicto y fue dilapidando la
herencia que había reclamado; la malgastó, vivió de malas maneras y enfermó de
sida.
De vez en cuando le rondaba la idea de retornar a
casa pero la desechaba, unas veces por temor a ser mal recibido por sus padres
y su hermano y vecinos, otras porque no se sentía capaz de volver a una vida
ordenada y normal; le faltaba voluntad para ello.
Un año, cuando se acercaba la Pascua, se animó a
escribir a su padre y a su hermano. Les pedía perdón por lo que había sucedido,
les decía que no se atrevía a volver, pero que lo estaba deseando con toda su
alma y con toda su vida rota.
Si estáis dispuestos a acogerme -les decía en la
carta-, atad un pañuelo blanco en el árbol que hay delante de casa, junto a la
vía del tren. Si veo el pañuelo blanco, me bajaré en la estación. Si no,
aceptaré y comprenderé vuestra decisión y continuaré mi viaje...
El muchacho tomó el tren, y ya, cuando se puso en
marcha, imaginaba el árbol, tan familiar, con un pañuelo blanco atado quizás en
el extremo de aquella rama que estaba más próxima a la vía y por la que tantas
veces se había encaramado y gateado desde niño.
Pero también se imaginaba el árbol totalmente
desnudo y silencioso, y se le helaba el corazón, y los ojos se le llenaban de
lágrimas.
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