...dirigen a nosotros nuevamente para hacernos partícipes de su precaria situación:
Querida Comunidad
Educativa de nuestro colegio El Carmelo Teresiano de Madrid.
Con mucho cariño y desde el sentido de familia que nos une,
queremos informarles de nuevo sobre la difícil situación de este pueblo sufrido
que continuamente le toca vivir una y otra experiencia de dolor.
Se trata de Macomía (Mozambique), donde se encuentra la Escolinha Estrelinhas, escuela infantil que nuestra Comunidad Educativa apoyó económicamente
el proyecto de construcción de un aula para que estos niños pudieran
recibir educación digna y sistemática.
Este
pueblo y su gente, sufrió el 29 de abril de 2019 los estragos del ciclón “Kenneth”, que destruyó más del 50% de
sus viviendas, la escuelita infantil, el Liceo, y los campos de siembra que los
chicos cosechan para su consumo diario; en fin, un pueblo castigado por la
naturaleza con rigor; no obstante, ellos con el apoyo directo de las Hnas.
Carmelitas Teresas de San José, se propusieron con mucho entusiasmo salir
adelante, y comenzaron a reconstruir sus viviendas y la escuelita con los
aportes de nuestra comunidad educativa y otras ayudas también de personas
solidarias.
Ahora, han sufrido el asalto de fuerzas violentas
de pueblos vecinos que les ha destruido la ilusión de su proyecto de mejora, y vuelven nuevamente a partir de la nada;
además de haber perdido muchos de sus seres queridos, unos por la violencia de
los malhechores y otros de hambre al tener que darse a la fuga por los montes
aledaños sin nada en las manos durante muchos días.
Ahora,
las Hnas. se han ofrecido para colaborar también en un Hogar con 30 niños que
los militares han encontrado perdidos en el monte, y con todos los cuidados
posibles, porque también se enfrentan ante la difícil situación del covid-19.
Es muy duro
hacerse a la idea de cómo es posible salir adelante con tantas y tan duras
experiencias, pero ellos son un pueblo emprendedor, valiente y audaz que luchan
incansablemente para superarse.
Ahí están
nuestras Hnas. Carmelitas Teresas de San José, que con ilusión, entusiasmo y
esperanza, los apoyan y dan su vida para lograr junto con ellos mejorar su
situación.
No nos
atrevemos a pedir ayuda económica, porque sabemos que aquí en España, también
estamos todos pasando un momento difícil a raíz de la pandemia, no obstante
sentimos el compromiso de informaros de esta situación, porque vosotros habéis
colaborado en proyectos anteriores.
Sí, os
pedimos a todos una oración por este pueblo sufrido y valiente que sigue
luchando por conseguir superarse y después del dolor, poder restaurar la
alegría.
Nuestras
Hermanas tuvieron que salir de la ciudad, y se encuentran refugiadas en la casa
de otras religiosas, desde allí siguen atendiendo como pueden a la gente de la
Misión.
Adjuntamos dos mensajes que ellas
mismas nos envían.
Equipo de
Pastoral del Colegio El Carmelo Teresiano
Ante todo un abrazo y nuestro agradecimiento por el apoyo que
hemos recibido de ustedes a lo largo de este tiempo, estamos viviendo meses
intensos y llenos de inestabilidad e inseguridad.
Desde el día 28 de mayo vivimos en permanente preocupación por
nuestros hermanos de Macomía, quienes han vivido el ataque a la zona urbana y
otras aldeas circunvecinas simultáneamente.
Nuestra tarea en estos días ha sido intentar por todos los
medios comunicarnos con las personas conocidas que sabemos se encontraban allí,
sobre todo para darles una palabra de aliento e interesarnos por su vida y por
su situación y la del pueblo en general.
Hemos escuchado muchas historias de largas caminatas para salvar
la vida o la permanencia en el monte pasando hambre y sed durante varios días.
Ante esta situación y tomando las medidas de seguridad
necesarias, el día 4 de este mes de junio, decidimos hacer una visita rápida a
Macomía con el objetivo de saludar y apoyar al menos, a nuestros trabajadores y
de paso recoger algunos enseres que necesitábamos.
Salimos muy temprano, llegando allí sobre las 8 de la mañana, el
panorama muy triste desde que entramos a Macomía, en el recorrido de los 5 km
que distan desde la zona comercial hasta nuestra misión, fuimos observando en
silencio el rastro de destrucción, veíamos también mucha gente cargando con sus
pocas pertenencias en plan de exilio. En la misión lo encontramos todo en
orden, los insurgentes no consiguieron llegar hasta allí porque fueron
combatidos por las fuerzas de defensa que tienen instalada una base militar
allí mismo.
Entre los daños a las infraestructuras del Estado nos impresionó
cómo dejaron el hospital, la secretaria de educación así como otros servicios
básicos. La destrucción de la zona comercial es lamentable. Sin embargo nos
llamó la atención que muchos de los vendedores del mercado, también destruido,
estaban ahí, comenzando a levantar sus ranchitos, para reconstruir nuevamente
su vida en el más vivo ejemplo de resiliencia y valentía.
Al llegar a nuestra casa nos estaban esperando varios de
nuestros trabajadores que nos recibieron con alegría y buen humor. Hicimos lo
que teníamos pensado, primero limpiar un poco la casa ya con señales de
abandono, recogimos lo que necesitábamos, de la escuela, de la escuelita
infantil y del Hogar. Le entregamos algunos alimentos a nuestra gente, les
distribuimos tapabocas, dimos las orientaciones pertinentes y con mucha
tristeza salimos de nuevo de regreso a Metoro.
Todavía no sabemos cuándo podremos regresar definitivamente,
algunas de nosotras, hubiéramos preferido quedarnos, pero por prudencia y
porque el peligro no ha pasado, ni va a pasar en pocos días, tenemos que seguir
esperando.
En este momento los sentimientos son muchos. Confiamos y
esperamos en que Dios reconduzca nuestros destinos y sobre todo, que siga
escuchando el grito angustioso de su pueblo. Sigamos rezando para que paren ya
los ataques, y el pueblo que ya está cansado de huir, pueda descansar en su
propia tierra y en su propia casa, en paz.
En nombre de la comunidad Hna. Blanca Nubia Zapata ctsj (junio 2020)
Querida
Comunidad Educativa del Colegio El Carmelo Teresiano de Madrid y amigos todos, agradecemos su
cercanía y acogida.
Nosotras aquí, muy tristes con todo lo que está viviendo este
pueblo tan sufrido, no obstante les compartimos un poco la experiencia de estos
días.
Como ya algunos de ustedes saben, en la madrugada del 28 de mayo
un grupo de supuestos terroristas del estado Islámico que desde hace 2 años y
medio viene aterrorizando a la zona norte de la Provincia de Cabo Delgado en
Mozambique, atacó el distrito de Macomía, donde, desde hace 16 años, nosotras las
Hnas. Carmelitas Teresas de San José tenemos nuestra misión educativa. Nosotras
tuvimos que abandonar días antes el distrito por el riesgo que corríamos.
El ataque fue
fuerte, cruel y duró 3 días.
Muchas personas comienzan ya a salir del monte después de todo
este tiempo escondidos, otros llegaron a pié a los diferentes pueblos, personas
que caminaron muchos, pero muchos kilómetros, algunos murieron de hambre en el
camino y otros fueron heridos. Hay muchos niños que han quedado huérfanos y
otros todavía no se sabe dónde están sus padres... De las personas que trabajan
con nosotras algunas ya han vuelto pero de otras no sabemos nada... Es muy
triste todo lo que estamos viviendo y se siente una gran impotencia. Estuvimos
colaborando con Cáritas en la entrega de comida a 16,000 familias que han
llegado aquí a la ciudad. También nos hemos ofrecido para ir a colaborar en un
hogar donde están llevando a unos 30 niños que han encontrado los militares
perdidos en el monte, claro, con todos los cuidados posibles porque aquí cada
día aumentan más los casos del covid-19.... Gracias por sus oraciones y
comunión…
Como resultado de esta barbarie tenemos la zona urbana
totalmente destruida, la mayoría de las infraestructuras del Estado
damnificadas y la zona comercial reducida a ceniza.
No sabemos aún el número de víctimas civiles y tampoco de las
fuerzas enfrentadas. Sólo ayer, la gente comenzó a volver lentamente a sus
casas, algunas fueron quemadas, otras saqueadas... Recuerden que hace sólo un
año que vivimos la destrucción del paso del ciclón Kennette y muchas personas
con entereza ya habían conseguido reconstruir algo.
Se salvó nuestra misión por estar en la parte alta, al lado de
una base militar. A pesar de que los riesgos no han pasado del todo, hoy
decidimos ir a visitar, alentar y ayudar por lo menos a nuestros trabajadores y
sus familias. Por cuestiones de seguridad, tuvimos que regresar hoy mismo a la
otra misión donde estamos refugiadas.
Nos duele el alma por el atropello a nuestros hermanos, nos
indigna la injusticia, nos entristece la incertidumbre y nos sentimos
impotentes. Sólo nos queda esperar y confiar en el Dios de la Vida.
En nombre de la comunidad, Socorro
González ctsj (junio 2020)
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